Notas de interés

Retinopatía Diabética del Programa Visión 2020LA


El Programa Visión 2020 - Agencia Internacional para la Prevención de Ceguera (IAPB) Latinoamérica, la Asociación Panamericana de Oftalmología (APAO) y la organización Christian Blind Mission (CBM) desarrollaron la “Guía práctica clínica de retinopatía diabética para Latinoamérica 2011”, editada por los doctores Fernando Barría von-Bischhoffshausen (Comité de Prevención de Ceguera de APAO) y Francisco Martínez Castro (Subcomité de Retinopatía Diabética del Programa Visión 2020LA de IAPB).
Además trabajaron: la Organización Panamericana de la Salud, el Programa Orbis, la Asociación Oftalmológica de Costa Rica, la Sociedad Ecuatoriana y la Sociedad Mexicana de Oftalmología.

Se realizaron dos talleres de amplia participación acerca de la retinopatía diabética, que permitieron realizar una revisión de la literatura y de la evidencia existente con relación a la retinopatía diabética. En 2009 fue en Quito, Ecuador, y en 2010, en Querétaro, México.
Se discutió el plan de acción para poder desarrollar un protocolo de orientación para programas de prevención de ceguera en retinopatía diabética (RD) en Latinoamérica y El Caribe. Así, nació la “Guía práctica clínica de retinopatía diabética para Latinoamérica”. A continuación, los principales aspectos epidemiológicos expuestos en la guía.
Epidemiología

Diabetes: la OMS considera que había 170 millones de diabéticos en el año 2000 y que aumentarán a 370 millones para el año 2030, es decir con un aumento de 86%. En Latinoamérica, aumentarán de 13,3 millones a 33 millones para el año 2030 (incremento de 148%).
La prevalencia de la diabetes aumenta debido a la mayor sobrevida y al cambio en el estilo de vida de la población, por la urbanización, el sedentarismo y la obesidad. Después de 20 años, 90% de los casos de diabetes tipo 1 y 60% del tipo 2, tendrán alguna forma de retinopatía y de ellas, 5% requerirá de tratamiento para evitar una ceguera
irreversible.

Retinopatía diabética: es la tercera causa de ceguera en el mundo y la primera en personas de edad productiva (16 a 64 años) en países en vías de desarrollo, generando grandes pérdidas económicas. Se cree que la RD causa casi 5% de la ceguera mundial.
En 2009, la OPS definió las prioridades en salud visual para Latinoamérica y señalo que una de ellas es la RD. Además, el Dr. Alberto Barceló, asesor regional sobre diabetes OPS/OMS, calculó el costo total de la diabetes en la región, en US$65,000 millones (incluye un costo asociado a la limitación visual por RD).
También se ha estudiado la prevalencia de la RD en la región. Por ejemplo, la APAO en 1999 se realizó el “Día D”, que fue un tamizaje regional para detectar formas asintomáticas de RD en población en riesgo. De 7715 pacientes con diabetes en 16 países, 40,2% tenía algún grado de retinopatía y de éstos, 17% requería tratamiento. Llamó la atención el porcentaje de personas que nunca habían sido examinadas por un oftalmólogo (35%) dados los principales factores de riesgo para el desarrollo de la RD:
• Duración de la diabetes.
• Descontrol metabólico.
• Hipertensión arterial.
• Hiperlipidemia.
• Desconocimiento de la enfermedad. De acuerdo con la guía, 20% a 30% de la población diabética tendrá cierto grado de retinopatía.
Referencias
1. Guía práctica clínica de retinopatía diabética para Latinoamérica 2011. Visión 2020 Latinoamérica. www.v2020la.org
2. Asociación Panamericana de Oftalmología. www.paao.org








Deterioro y discapacidad visual:


Un problema del que nadie está exento  (Primera parte)


Introducción

            La práctica clínica de atención del paciente con deterioro visual describe el examen y el tratamiento adecuado, procedimientos para la evaluación de la capacidad visual y salud ocular de personas con deficiencias visuales. Recomendando para el oportuno diagnóstico, manejo y, cuando sea necesario, de referencia para la consulta con otro profesional del cuidado de la salud visual o de rehabilitación profesional.



Los objetivos propuestos son los siguientes:

• Identificar los pacientes con deficiencia visual que podrían beneficiarse con la atención y rehabilitación de baja visión.

• Evaluar el funcionamiento visual de un sistema visual efectivamente en peligro.

• Hacer hincapié en la necesidad de una evaluación global de los pacientes con problemas de visión, remisión, y la interacción con otros profesionales apropiados.

• Mantener y mejorar la calidad de la atención y cuidado de la visión prestados a pacientes con deficiencias visuales.

• Aumentar el acceso para la evaluación y rehabilitación de personas con discapacidad visual, mejorando así su calidad de vida.






El origen del problema

    La deficiencia visual se define como una limitación funcional del ojo o sistema visual y puede manifestarse como:

· Una reducción de la agudeza visual
· Falta de sensibilidad al contraste
· La pérdida del campo visual
· Fotofobia
· Diplopía
· Distorsión visual
· Dificultades de percepción visual
· o  cualquier combinación de los anteriores.






Estos límites funcionales pueden ser de resultado:


Gestacional o postnatal:

·  Traumas durante el parto
·  Prematuros
·  Bajo peso
· Enfermedades adquiridas durante el período de gestación (Rubeola, toxoplasmosis, etc.)






Alteraciones genéticas:


· Retinitis pigmentaria
· Degeneración macular
· Enfermedad de Stargardt




Adquiridos:


· Infecciones oculares
· Traumas
· Cambios relacionados con la edad




O enfermedad sistémica


· Diabetes
· Hipertensión arterial
· Tiroidismo


Deterioro y discapacidad visual:

Un problema del que nadie está exento (Segunda parte)


Una deficiencia visual puede causar  discapacidad  por interferir significativamente con la capacidad de funcionar  independiente, para realizar actividades de la vida diaria o para viajar con seguridad, es decir, con independencia.


Los problemas específicos incluyen, pero no se limitan a, la pérdida de la capacidad de leer en tamaño estándar de impresión, incapacidad o limitación con respecto a la conducción, la dificultad que desempeñan en funciones relacionadas con  tareas o actividades de ocio, o la incapacidad de reconocer rostros de familiares, gente, etc.

Una discapacidad visual existe, cuando estos problemas  generan límites personales o socioeconómicos.


   Una deficiencia del sistema visual presente en el nacimiento, o en  el desarrollo, poco después, pueden afectar negativamente en el crecimiento del individuo. Visualmente son a menudo los niños con retrasos de desarrollo, la motricidad fina y percepción.



   Para los estudiantes, la incapacidad para leer de tamaño estándar de impresión, para ver el pizarrón, proyecciones, o la computadora, o para discriminar el color puede tener un impacto significativo en  el desarrollo de su educación.

La necesidad de información relativa a la capacidad visual de los niños por parte de los padres y educadores, así como la manera de maximizar el uso de la visión útil, y las estrategias para modificar el entorno o la tarea de reducir al mínimo los efectos discapacitantes con el uso de las ayudas visuales evitando un deterioro en su performance.

En los adultos con discapacidad visual se trata de asegurar y mantener el empleo, la productividad, y la independencia, así como el mantenimiento de un hogar y el cumplimiento familiar y obligaciones sociales. Adultos mayores que presentan nuevos problemas visuales se enfrentan a un reto importante en un momento cuando también puede experimentar otros cambios importantes de la vida, tales como limitaciones de salud general o la pérdida de un familiar o amigo. Pérdida de la independencia y la capacidad de disfrutar de actividades de ocio son la principal preocupación de adultos mayores con una discapacidad visual impartida.

 Se estima que  en América Latina viven cerca de 10 millones de ciegos y de débiles visuales, y  de ellos, màs del 80% conforma la población de baja visión.
A grandes rasgos podemos concluir que la baja visión afecta a dos grandes segmentos:
Por un lado en aquellos lugares en donde se dispone de la tecnología  y atención adecuada, se hizo notoria la disminución en el índice de mortalidad, neonatal pero esto no garantiza una salud general ideal, siendo el sistema visual uno de los sentidos más afectados.

Por otra parte, muchos de los trastornos que causan la deficiencia visual son muy comunes en el envejecimiento, por lo cual el número de personas con discapacidades visuales aumentarán dramáticamente no solo por el aumento de las expectativas de vida, sino por el aumento de las necesidades visuales cada vez más exigentes.

La American Optometric Association define a la rehabilitación como:

· El proceso de tratamiento y educación que ayuda a personas que son visualmente discapacitados en lograr el máximo de función visual, en un sentido de bienestar, una persona que cumpla el nivel de independencia, y óptima calidad de vida.



· Se maximiza la función de evaluación, diagnóstico y tratamiento, incluyendo pero no limitado a, la prescripción de ayudas ópticas, no ópticas, electrónicas y  otros tratamientos.     



· La rehabilitación es un proceso que incluye el desarrollo de un plan, especificando el tratamiento clínico e instrucción en enfoques compensatorios.



La rehabilitación puede ser necesaria por cualquier condición, enfermedad, o lesión que causa una deficiencia visual que en los resultados funcionales limitan o incapacitan. Además de la evaluación, diagnóstico y tratamiento de las discapacidades visuales por un profesional de la salud visual, la rehabilitación puede incluir, pero no se limita a la práctica de la medicina, auxiliares de la salud, asistentes sociales, educativos y psicológicos.



 El significativo impacto negativo de la discapacidad visual en el bienestar  y la calidad de vida de las personas de todas las edades puede, en muchos casos, disminuir con la rehabilitación visual adecuada, incluida la intervención con ayudas de baja  visión.


 Descripción y Clasificación Visual
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su Clasificación Internacional de Deficiencia, Discapacidad, y Minusvalías (CIDDM),  utiliza un sistema para la clasificación de las mismas.
Las definiciones son las siguientes:

· Una enfermedad es una patología o condición médica, independientemente de su origen o la fuente, que representa o puede representar importantes daños a los seres humanos.



· Una deficiencia es toda pérdida o anormalidades anatómicas de una  estructura o función psicológica o fisiológica.



· Una discapacidad es toda restricción o ausencia (como resultado de una deficiencia) de capacidad para realizar una actividad en la forma o  dentro del rango considerado normal para un ser humano.



La discapacidad de una persona indica una posición de desventaja en la sociedad, como consecuencia del deterioro de sus habilidades y  destrezas.



    El término "discapacidad visual" se refiere a una limitación funcional de los ojos o sistema visual debido a un trastorno o enfermedad que puede dar lugar a una pérdida de las capacidades visuales. Por ejemplo, degeneración macular (una enfermedad) pueden reducir la agudeza visual (una alteración en la visión), en este ejemplo, la dificultad que se presenta pude ser la de leer letras pequeña, limitando la  independencia personal y socioeconómica,  para la realización de  las necesidades individuales.



“La clasificación de la OMS define los niveles de deficiencia visual basado en la agudeza visual y / o limitaciones del campo visual,  refiriendo que la baja visión se encuentra presente con una agudeza visual inferior a 20/70 y / o resto del campo visual inferior a 20 grados en el OJO QUE MEJOR VE, luego de todo tratamiento clínico o quirúrgico y con la mejor prescripción óptica lograda.”





PALABRAS CLAVES

Ciego total

 Es aquel paciente que con sus ojos no alcanza a percibir ninguna clase de estímulos luminosos.

Ciego Legal

En Argentina, según la ley 9688 corresponde a:

a)    Ausencia total de visión

b)   Agudeza visual no superior a 1/10 en el mejor ojo con su mejor prescripción

c)    Limitación en su campo visual no mayor a 10º.


Ciego funcional

Paciente que independientemente de su visión, no es capaz de desarrollar funciones o actividades de la vida diaria.


GUÍA DE ATENCIÓN BÁSICA PARA LA IDENTIFICACIÓN DEL PACIENTE CON BAJA VISIÓN Parte 1

En América Latina viven más de 10 millones de ciegos y débiles visuales, y de ellos, más del 80% conforma la población de baja visión.

La necesidad de identificar y dar manejo profesional a todas aquellas personas que presentan baja visión, hace que el objetivo de esta guía sea mostrar los lineamientos básicos para el profesional de la salud visual.

Las personas que sin ser ciegas tienen una agudeza visual baja, que las limita en sus actividades diarias, necesitan ser reconocidas y atendidas, debido a que tanto la identificación como el manejo de la mayor parte de los casos, finalmente marcan una gran diferencia en la calidad de vida de quienes lo reciben.


                  INFORMACION GENERAL

¿Quién es un paciente con baja visión?

Un paciente de baja visión es aquél que presenta en el mejor ojo, después de todo tratamiento médico, quirúrgico y con corrección óptica convencional, una agudeza visual que va desde 20/70 (3/10) hasta PL (Percepción luz); o un campo visual, desde el punto de fijación, de 20 grados o menos (en Argentina se habla de 10 grados), pero que sea potencialmente capaz de utilizar la visión con propósitos funcionales.

En otras palabras

- Que el deterioro de la visión sea irreversible

- Que la disminución de la visión ocurra en ambos ojos

-Que la disminución de la visión pueda ser medida en cantidad (AV. o campo visual)

- Que exista una visión residual que pueda ser cuantificada.

- Que el remanente visual pueda ser utilizado por la persona para poder realizar las tareas cotidianas. (Este punto resalta la diferencia entre ceguera legal y baja visión)


Como profesional de la salud visual, ¿Le puedo decir a un paciente con las características citadas anteriormente, que está ciego?

El término de “ceguera legal” significa la pérdida de visión binocular a partir de 20/200 (1/10), o un campo visual menor de 20 grados. Esta situación no significa incapacidad para utilizar la visión residual.

De tal manera, que aunque existe el término de ceguera legal”, NO es conveniente emplearlo con el paciente que conserva un remanente visual utilizable, ya que dicho paciente escuchará únicamente que está ciego y no que conserva posibilidades visuales

Como profesional de salud visual general ¿Puedo medir la visión que conserva el paciente con baja visión como lo hago rutinariamente con los demás pacientes?

Un paciente con baja visión puede tener una visión residual insuficiente para ver las cartillas habituales a las distancias de rutina, y por lo mismo, el profesional puede inferir que el paciente es ciego.

 Sin embargo si se utilizan cartillas especiales y/o distancias menores para la realización de las pruebas, es posible cuantificar agudezas visuales considerablemente bajas.

Por lo tanto se aconseja utilizar cartillas especiales y distancias menores, para tomar la AV. en pacientes de baja visión.


Como profesional de la salud visual general ¿Puedo ofrecer algo a este tipo de pacientes?

Siempre se puede ofrecer alguna opción para mejorar la calidad de vida del paciente ya que el tratamiento y la rehabilitación visual, con ayudas ópticas, no ópticas, que mejoren la manera de ejecución de las actividades que le sean necesarias al paciente, tales como escribir, leer, firmar, hacer compras, reconocer la caras de las personas, tienen como finalidad que la persona recupere su autosuficiencia y confianza en sus capacidades.


¿Cómo se puede informar al paciente acerca de su situación actual?

El profesional debe informar de una manera veraz, clara, sencilla y comprensible al paciente sobre el diagnóstico, pronóstico y posibilidades  de mejorar o no la visión residual.

Es importante hacer esta entrevista con tiempo, calidez y positivamente, resaltando las posibilidades que el paciente conserva y que pueden ser entrenadas y no las pérdidas que presenta.

Debido al gran ascendente que tiene el profesional de la salud visual (oftalmólogo) sobre el paciente, el consejo que éste dará será de gran relevancia para su futuro y expectativas en la vida.





Extraído de:

Medina, Lourdes et al.  Guía de atención básica en baja visión para oftalmólogos generales, Fondo ONCE- América Latina

GUÍA DE ATENCIÓN BÁSICA PARA LA IDENTIFICACIÓN DEL PACIENTE CON BAJA VISIÓN Parte II


En mi práctica profesional diaria no es frecuente que concurran personas con baja visión ¿Qué necesito saber a cerca del manejo del paciente y para qué?


De acuerdo a los parámetros de agudeza y campo visual registrados anteriormente, cada vez es más frecuente que se detecten personas con baja visión, en las consultas generales.


Dado que las principales causas son de degeneración macular relacionada a la edad (DMAE), glaucoma y retinopatía diabética y como la incidencia de estas patologías progresa con el aumento de la esperanza de vida, es probable que nos encontremos cada vez más  con personas con estas características en la práctica diaria.


Muchos de los pacientes que eran considerados anteriormente “ciegos” y a los que se les decía “no hay nada que hacer”, conservan un remanente de visión utilizable, a quienes puede ofrecerse mejoría visual y calidad de vida, a través de un programa integral personalizado que incluye entrenamiento visual, orientación y movilidad, actividades de la vida diaria, terapia ocupacional, apoyo psicológico individual y familiar, entre otros.


EVALUACIÓN CLÍNICA DEL PACIENTE CON BAJA VISIÓN


Es sumamente importante realizar la evaluación clínica como la orientación correspondiente como un complemento del tratamiento médico y/o quirúrgico establecido.


         Además del examen oftalmológico completo de rutina, la evaluación del paciente comprende el interrogatorio acerca de antecedentes familiares y personales, limitaciones y necesidades, así como una evaluación funcional de la visión que incluye:


Agudeza visual lejana


Agudeza visual cercana


Campo visual


Sensibilidad al contraste


Test de visión de colores


Interrogatorio

1-   Detección de necesidades visuales:


Se preguntará a cerca de las posibilidades visuales o limitaciones en actividades de la vida diaria, como por ejemplo:


a)   ¿Tiene dificultades para ver los rostros de las personas?


b)   ¿Ve los rostros de las personas pero no el entorno?


c)   ¿Tiene dificultades para ver los titulares del diario?


d)   ¿Puede firmar?


e)   ¿Tiene inconvenientes para poder combinar los colores de la ropa?


2-   Detección del grado de aceptación, consciencia de la limitación visual y motivación.


Se preguntará cuáles son las cosas que le gustaría hacer, de poder mejorar su visión.


a)   Leer


b)   Ver televisión


c)   Cocinar


d)   Utilizar la computadora


e)   Caminar por la calle


3-   Detección de mecanismo de adaptación a las nuevas condiciones  visuales.


Se preguntará:


a)   ¿Si mueve la cabeza para algún lugar en especial puede ver mejor las caras?


b)   ¿Si aproxima el material de lectura, lo puede ver mejor?


c)   ¿Cuándo ve mejor, de día, de tarde o de noche?


d)   ¿Le molesta el sol?


e)   ¿Ve mejor en lugares muy iluminados o poco iluminados?


f)    ¿Tiene dificultad cuando pasa de un lugar poco iluminado a uno muy iluminado, o viceversa?


Todos estos datos deben quedar asentados para poder ser constatados posteriormente, no es inusual que los pacientes no reconozcan sus propias habilidades sino que también desconozcan sus verdaderas limitaciones.





GUÍA DE ATENCIÓN BÁSICA PARA LA IDENTIFICACIÓN DEL PACIENTE CON BAJA VISIÓN Parte III
Evaluación  Funcional

La evaluación funcional determina el grado de visión residual que presenta la persona y con la cual puede realizar sus actividades, ya sea con el empleo de accesorios o de técnicas especificas.

La función visual puede ser valorada cualitativa y cuantitativamente mediante las pruebas de agudeza visual lejana y cercana, campimetría periférica y central, así como la sensibilidad al contraste.                                            
Agudeza visual

Aunque no es el único parámetro, la AV es una importante guía para la detección del grado de magnificación que el paciente necesita para realizar una actividad determinada.

Es aconsejable realizar la toma de AV con cartillas especiales para Baja visión, debido a que el resto residual puede ser insuficiente para ver las cartillas habituales. En caso de no contar con aquellas, se puede evaluar acortando la distancia de la prueba con las cartillas habituales.
A.- Agudeza visual lejana
La valoración de la agudeza visual lejana, generalmente se realiza a 3m (10 pies) en lugar de a 6m. (20 pies), 1 metro y hasta 66 y 33 cm (2 y 1 pie respectivamente) en este último caso con el optotipo mayor que se disponga, de esta manera es posible cuantificar visiones muy bajas eliminando la connotación cuenta dedos. Expresión  que no debe de ser utilizada, ya que esto no indica ni el tamaño, ni el contraste, ni el ángulo mínimo de resolución.
Los objetivos de dicha evaluación son los siguientes:

Información basal del estado de la visión.

Seguimiento y control de la evolución de la patología.

Criterio de elección de ayudas ópticas, electrónicas o tipo de rehabilitación a sugerir.

Brindar al paciente la posibilidad de apreciar su visión residual.

Documentar cifras de agudeza visual para fines legales.

B.- Agudeza visual cercana

Siendo la lectura una de las principales  necesidades visuales a alcanzar, la valoración de la misma adquiere una relevancia especial. Motivo por el cual se recomienda cuantificarla es todos los pacientes de esta naturaleza sin importar la edad de los mismos.

Recordemos que una de las definiciones de baja visión es: la incapacidad para leer con lentes convencionales, es de esperar que la persona sea incapaz de leer las cartillas convencionales a una distancia habitual, lo cual sería muy frustrante para él. De esta manera y ya conociendo el estado de la visión lejana, se procederá a la valoración de la visión cercana con cartillas especiales.

Los objetivos son los siguientes:

Conocer el menor tamaño de optotipo para cerca que pueda ser visto.

Conocer la distancia de lectura escogida por el paciente.

Es de valor pronóstico la fluidez en lectura alcanzada en un texto magnificado. A mayor fluidez en la lectura del texto magnificado, mejor pronóstico para el uso de ayudas ópticas.

Si no es posible obtener una lectura fluida aun con el texto magnificado, puede valorarse la mejoría en la lectura informal con el empleo de las ayudas ópticas, como para poder firmar, ver precios, números de teléfonos, direcciones, nombres de medicamentos, etc.

Es recomendable para la valoración de la agudeza visual cercana la utilización de cartilla EDTRS, inicialmente de una manera libre, pidiéndole que coloque a la misma, a la distancia que prefiera, en forma binocular, sin corrección y con iluminación adecuada.

 De ésta manera se puede apreciar si es capaz de manejar adecuadamente la aproximación del texto a sus ojos, el empleo de movimientos de cabeza o del texto para utilización de la visión excéntrica, preferencia de utilización de uno de sus ojos, etc.

Las cartillas a utilizar deben estar impresas en material sin brillo y la iluminación ambiental regular, con una iluminación especial de luz incandescente o con multiled, siendo uniforme y sin que ocasione deslumbramiento.
    
GUÍA DE ATENCIÓN BÁSICA PARA LA IDENTIFICACIÓN DEL PACIENTE CON BAJA VISIÓN PARTE IV 
Dentro de la valoración funcional del paciente como ya se ha visto se procedió  a evaluar la agudeza visual  para visión lejana como para próxima, ahora se expondrá la unidad funcional del sistema visual que es el campo perceptivo, para lo cual se realiza la campimetría que consiste en un test psicofísico para evaluar mediante estímulos adecuados, un área determinada para establecer el campo de visión del paciente, mediante este test se pueden medir diferentes funciones como la capacidad de resolución espacial, la percepción de movimientos, de colores, de contraste, de luces etc.
C.- Campo visual
Es importante ya que indica cómo percibe el paciente su entorno, muestra las restricciones en campo periférico, con sus consecuencias para el desplazamiento, o bien en el campo central, con limitaciones en el desempeño de las actividades de la visión fina.
Con fines prácticos se clasifican las patologías de acuerdo al tipo de daño campimétrico en:
Sin daño
Con daño central
Con pérdida periférica
Esta evaluación puede realizarse sencillamente por medio de métodos como: campimetría por confrontación de campos o con una cartilla de Amsler.


D.- Sensibilidad al contraste
Las patologías oculares que ocasionan baja visión pueden cursar con disminución de la sensibilidad al contraste o calidad de la visión, pudiendo interferir con el reconocimiento de caras, con la percepción de obstáculos en la movilidad, por ejemplo en escaleras sin contraste de color o con bajo contraste.
Por lo tanto se recomienda explorar la sensibilidad, con el fin de aconsejar al paciente incrementar contrastes en caso necesario.
El análisis de la visión espacial permite conocer valores límites de la misma en términos de contraste y tamaño.
Es decir, en el caso del test de agudeza visual da el mínimo tamaño de una figura de máximo contraste, esto se refiere  a la unidad que la persona es capaz de detectar, pero no asegura que la misma pueda ser detectada si el contraste es menor.
Y el test de contraste umbral, que nos da un valor de claridad de patrón para el cual este es detectado por el sujeto, aunque no se puede afirmar que con esa misma claridad respecto al fondo usado puedan detectarse patrones de menor tamaño.
La función de sensibilidad al contraste refleja la capacidad de detección de contrastes del sistema visual en  un amplio rango de tamaños, ofreciendo una información completa acerca de la visión espacial y conociendo la posibilidad de que un objeto sea visto en función tanto de su tamaño como de su contraste.
E.- Visión de colores
En el manejo de los pacientes con baja visión es importante tomar en cuenta el estado de la visión del color, ya que en la vida cotidiana se encontrará usando colores y contrastes varios.
El manejar colores de tintes con altos contraste, así como gran saturación y con diversos grados de brillantez, hará que el paciente pueda desempeñar sus funciones de una manera más confortable.
Es importante valorar la visión del color por dos razones:
Para establecer un diagnóstico, en conjunto con las demás pruebas funcionales.
Para conocer el estado funcional de la visión en conjunto.
Sin embargo la mayor parte de las pruebas para la valoración de la visión del color están diseñadas para detectar y clasificar los trastornos hereditarios, y tienen un valor limitado en la aplicación en los pacientes de baja visión.

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